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Parece una fija, las bandas independientes tienen que sortear alguna
crisis cuando se acerca el momento de cumplir una década de carrera. The
Rapture tocó el cielo con las manos con el hit “House
Of The Jelous Lovers” y luego, sello grande mediante, sacaron Pieces Of The People We Love, con el que dieron la vuelta al
mundo. Después vinieron las tormentas, de las que Luke
Jenner, su cantante, no estuvo exento. Fue padre, perdió a su madre y casi deja
el grupo. El conflicto derivó en la salida de Matt Safer (el bajista) y el
ahora trío empezó a armar In The Grace Of Your Love, disco que editaron el año
pasado y vienen a presentar a Buenos Aires. Antes de llegar al país, el líder
de The Rapture levantó el teléfono en un hotel de Colombia para hablar de todo
esto.
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Ya pasaron más de diez años desde
empezaron la banda. ¿Qué recuerdos tenés de esos primeros años?
Era muy aterrador para mí, siempre quise ser cantante de una banda. En
ese momento estaba en dos distintas: en una me encargaba en los teclados y en
la otra solo tocaba la guitarra. Tenía mucho miedo de cantar, no creía ser lo
suficientemente bueno. Yo quería cantar, quería escribir canciones y que las
cosas fueran de la manera que a mi me parecía mejor hacerlas. No sabía qué
podía pasar.
Mi mejor amigo en todo el mundo es Vito Roccoforte, lo conozco desde los
nueve años… Más allá de que es un excelente baterista, yo sabía que el siempre
iba a bancarme, incluso si lo que yo hiciese fuera un desastre.
Hoy en día parece difícil para muchas
bandas mantenerse juntos. Hace poco Matt Safer dejó The Rapture y vos hablás de
Vito Roccoforte como tu mejor amigo y con quien armaste The Rapture. ¿Qué
implica para una grupo hoy seguir unidos, grabar discos y tocar juntos tantos
años?
Creo que lo fundamental es la comunicación. Seguimos juntos cuando nos
comunicábamos más y cuando nos comunicamos menos también, pero cuando llega el
día en que ya no te comunicás… Y también creo que… (piensa) Matty quería ser el
principal, el líder, y esta es mi banda, yo empecé el grupo. El quería ser la
persona a la que todos le prestarían atención, y la tuvo. Pero hay que tener
claro los roles de cada uno.
Para este último disco volvieron a DFA.
Parece que las grandes compañías no son algo muy saludable para la mayoría de
los grupos independientes…
Las bandas indies están dentro de una comunidad, si las sacás de ese
entorno… se mueren (risas). Un grupo
independiente se maneja con el DIY (Do It Yourself), vos venís a mi estudio y
yo te ayudo con tus cosas, yo voy al tuyo y vos hacés lo mismo. Es una
comunidad, y los grandes sellos no lo son. Es como trabajar en Starbucks o
Coca-Cola, son empresas. Pasás de estar tranquilo, sin obligaciones, a estar
pendiente del tiempo: de repente te señalan y te dicen “no estás haciendo bien
tu trabajo”. ¡¿De qué estás hablando?! ¡¿Qué quiere decir que tengo que cumplir
un horario?! ¡Yo no trabajo para vos!
En estos años que pasaron entre Pieces Of The People We Love y In The Grace Of Your Love pasaron muchas
cosas en tu vida: te convertiste en padre, perdiste a tu madre y casi dejás la
banda. ¿Cómo sentís que eso repercutió en el disco?
Yo estaba viviendo todas mis fantasías adolescentes y pensé que había
alcanzado todas mis metas. Sin embargo, eso no me hacía feliz sino todo lo
contrario. Cuando era chico crecí en una casa que no era muy agradable, no era
una familia ni tampoco un ambiente amoroso. Yo estuve todo el tiempo tratando
de demostrarme a mí mismo que era querible. Pensaba que el hecho de estar en
una banda, ser el cantante y ser capaz de pararme en un escenario frente a
miles de personas, de alguna manera, iba a transformarme en alguien mejor. Pero
no funcionó. Tuve que aprender a convertirme en una persona, porque la
felicidad no está en la plata ni en esas cosas. Es obvio cuando lo decís en voz
alta. Quiero decir, eso también trae felicidad. Es fantástico que a la gente le
guste tu música y toques para un montón de gente, pero no es suficiente para
una vida. No es algo que te “alimente” por siempre. Necesitaba algo más que
eso. Tuve que aprender a ser padre y esposo, cosas que no tenía idea como
hacer. Tenía que dejar de lado el dolor de mi infancia… Todavía estoy
trabajando en eso, y la cosa está mejorando.
Creo que con este disco quise hacer algo positivo, como una declaración
de libertad y disculpas más que ninguna otra cosa. Quería hacer algo que fuera
libre, una especie de obra de arte liberadora.
En varias entrevistas decís que el hecho
de ser líder de una banda de rock es algo insignificante al lado de ser padre.
¿En algún momento te sentiste “perdido” en ese personaje del rockero?
Si, estuve totalmente perdido y empecé a pensar que todo lo que leía
sobre mi era cierto. Me levantaba a la mañana y decía “Soy un estrella de rock.
Soy cool” (risas). Ya no lo hago más.
Es muy seductor. Ser famoso es increíblemente seductor y, aunque no quieras,
empezás a creértela. Cuando estás en un sello grande, a ellos solo les importa
la plata. No les importa en absoluto si sos padre, amigo de otras bandas, si
estás feliz o deprimido, solo quieren hacer plata. Volver a DFA fue como volver
a mi comunidad, al lugar donde nací y donde crecí. Fue como volver a casa.
Ya estuvieron en Buenos Aires hace unos
años. ¿Qué te acordás de aquel show y de tu estadía en nuestro país?
Buenos Aires es una linda ciudad, una de las más lindas del mundo. Hemos
ido a ciudades como Moscú y el jetlag es terrible… Siempre me gusta ir a
Sudamérica. No hay mucha diferencia horaria con San Diego, de donde yo soy.
Aparte, al tener familiares mexicanos me siento muy conectado con Latinoamérica.
Buenos Aires es muy agradable, casi tengo una sobredosis de carne. Es lo que se
hace en tu país, te comés cada parte de la vaca (risas). Lo que me acuerdo fue el momento en el que unas chicas de
quince años aparecieron con un cartel que nos habían hecho: decía “We love you”
y cada letra era de un color diferente. Cuando estábamos grabando y escribiendo
canciones para el disco tenía el cartel pegado en la pared, al lado de mi
guitarra.
¿Qué diferencias habrá entre ese show de
hace unos años y el que darán esta vez?
No sé… Creo que ahora estamos más felices. Éramos felices aquella vez
pero me parece que Matt quería irse hace un tiempo para hacer la suya. Tal vez
quería esperar y no se sentía con la fuerza suficiente para llevarlo a cabo en
ese momento. El venía a los ensayos y no hablaba con nadie. Le preguntábamos
cómo estaba y decía “estoy bien”. En ese momento la banda era menos libre.
Yo lo disfruto ahora más que nunca. Al principio también lo hacía, me
apasionaba y lo hacía para probarme a mí mismo, y estaba bien. Ahora no tengo
que demostrar nada, ya sobrepasé mis expectativas. Nunca pensé que alguna vez
estaría tocando en Buenos Aires. Eso es asombroso. Nunca imaginé que alguien
quisiera que vaya a tocar ahí. Estoy súper agradecido por cada día que pasa y
cada show, la paso realmente bien.
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